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Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк - Страница 14


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La entrada de la caverna era lo bastante grande para meter un barril, y a un lado de la entrada el piso estaba un poco mas alto y era liso, o sea, un buen sitio para encender una hoguera. Asi que alli la encendimos y preparamos la cena.

Dentro tendimos las mantas para que hicieran de alfombra y para comer alli. Pusimos todo lo demas a mano en la trasera de la cueva. Poco despues oscurecio y empezo a tronar y relampaguear, o sea, que los pajaros tenian razon. Inmediamente despues empezo a llover y a llover con ganas, y nunca he visto un viento soplar asi. Fue una de esas buenas tormentas de verano. Estaba tan oscuro que fuera todo parecia de un azul—negro precioso, y la lluvia caia tan densa que los arboles a poca distancia parecian sombras como de telaranas, y llegaban soplidos del viento que doblaban los arboles y hacian levantarse las hojas por el lado palido de abajo, y despues seguia una rafaga feroz que hacia a las ramas agitar los brazos como si se hubieran vuelto locas, y despues, cuando estaba de lo mas azul y mas negro, ?fist! Se veia un resplandor como el de la gloria y las copas de los arboles que se agitaban a lo lejos en medio de la tormenta, a centenares de yardas mas de distancia de lo que se podia ver antes; volvian a quedar negras como el pecado en un segundo y entonces se oia la vuelta del trueno con un tamborileo espantoso que continuaba grunendo, rodando y tambaleando por el cielo hacia el otro lado del mundo, como si estuvieran haciendo rodar barriles escaleras abajo, ya sabeis, unas escaleras muy largas, donde los barriles rebotan mucho.

—Jim, esto esta muy bien —dije—. No querria estar en ninguna otra parte del mundo. Dame otro trozo de pescado y algo de pan de borona caliente.

—Bueno, pues no estarias aqui si no fuera por Jim. Estarias ahi fuera en el bosque y encima casi ahogado; te lo aseguro, mi nino. Las gallinas saben cuando va a llover y los pajaros tambien, nino.

El rio siguio creciendo diez o doce dias hasta que empezo a inundar las riberas. El agua tenia tres o cuatro pies de profundidad en la isla en los sitios bajos y en la ribera de Illinois. Por aquella parte media muchas millas de ancho, pero del lado de Missouri era la misma distancia de siempre —media milla—, porque la costa de Missouri era como una muralla de acantilados.

De dia dabamos la vuelta a la isla remando en la canoa. En medio del bosque hacia mucho fresco y siempre habia sombra, auque fuera nos quemara el sol. ibamos dando vueltas entre los arboles y a veces las lianas caian tan gruesas que teniamos que retroceder y seguir otro camino. Bueno, en cada viejo arbol hendido se veian conejos y serpientes y esas cosas, y cuando la isla llevaba uno o dos dias inundada estaban tan mansos, del hambre que tenian, que se podia llegar adonde estaban y acariciarlos si queria uno, pero no a las serpientes ni las tortugas, que se deslizaban por el agua. El cerro en el que estaba nuestra cueva estaba lleno de ellas. Podriamos haber tenido mascotas de sobra si hubieramos querido.

Una noche cogimos un trozo de una balsa de troncos: buenos troncos de pino. Media doce pies de ancho y quince o dieciseis de largo, y la parte mas alta estaba a seis o siete pulgadas por encima del agua: una superficie solida y nivelada. A veces veiamos como pasaban troncos aserrados a la luz del dia, pero los dejabamos pasar, pues de dia nunca saliamos.

Otra noche, cuando estabamos en la punta de la isla, justo antes de amanecer, aparecio una casa de madera del lado del oeste. Tenia dos pisos y estaba muy inclinada. Fuimos remando y subimos a bordo: nos metimos por una de las ventanas de arriba. Pero todavia estaba demasiado oscuro para ver, asi que amarramos la canoa y nos quedamos sentados a esperar el amanecer.

Empezo a llegar la luz antes de que alcanzaramos el otro extremo de la isla. Entonces miramos por la ventana. Vimos una cama y una mesa y dos sillas viejas y montones de cosas tiradas por el suelo, y habia ropa colgada junto a la pared. En el piso del rincon mas alejado habia algo que parecia un hombre. Asi que Jim dice:

—?Eh, tu!

Pero no se movio. Asi que volvi a gritar yo, y despues Jim dice:

—Ese no esta dormido: esta muerto. Tu quedate ahi, voy a ver.

Se acerco, se agacho a mirar y dijo:

—Esta muerto. Si, senor; y desnudo. Le han pegado un tiro por la espalda. Calculo que lleva muerto dos o tres dias. Ven, Huck, pero no le mires a la cara. Es demasiado horrible.

No mire en absoluto. Jim le echo unos trapos viejos encima, pero no hacia falta; yo no queria verlo. Por todo el piso estaban tirados montones de cartas de baraja viejas y grasientas, y viejas botellas de whisky y un par de mascaras hechas de pano negro, y las paredes estaban llenas de letreros y dibujos de lo mas torpe, hechos a carbon. Habia dos viejos vestidos de calico sucio y un bonete y algo de ropa interior de mujer colgado junto a la pared, y tambien ropa de hombre. Lo metimos todo en la canoa: podia servir de algo. En el suelo encontre un viejo sombrero de paja para muchacho; tambien lo recogi. Y ademas habia una botella con leche y un tapon de trapo para que mamara un nino. Nos habriamos llevado la botella, pero estaba rota. Habia una comoda vieja y estropeada y un baul viejo con las cerraduras rotas. Estaban abiertos, pero no quedaba nada que mereciese la pena. Por la forma en que estaban tiradas las cosas calculamos que la gente se habia ido a toda prisa, sin tiempo para llevarse la mayor parte de sus cosas.

Nos llevamos un viejo farol de hojalata y un cuchillo de carnicero sin mango y una navaja Barlow completamente nueva que valdria veinticinco centavos en cualquier tienda y un monton de velas de sebo; una palmatoria de hojalata y una cantimplora; una taza de estano y una vieja colcha deshilachada de la cama; un ridiculo con agujas y alfileres y cera de abeja y botones e hilo y todas esas cosas; un hacha y unos clavos y un sedal gordo como mi dedo menique con unos anzuelos enormes; un rollo de piel de ante y un collar de perro de cuero y una cerradura y muchos frascos de medicina que no tenian etiqueta, y cuando nos ibamos me encontre una almohaza bastante buena y Jim un arco de violin viejo y gastado y una pierna de madera. Se le habian caido los tirantes, pero salvo eso era una pierna bastante buena, aunque demasiado larga para mi y no lo bastante para Jim, y no logramos encontrar la otra, aunque la buscamos por todas partes.

Asi que, en general, conseguimos un buen cargamento. Cuando estabamos listos para marcharnos, ya nos encontrabamos a un cuarto de milla por debajo de la isla y era pleno dia, asi que hice que Jim se tumbara en la canoa y se tapara con la colcha, porque si se sentaba la gente podia ver desde lejos que era negro. Fui remando hasta el lado de Illinois y entre tanto gane media milla a la deriva. Subi por las aguas muertas bajo la ribera y no tuve accidentes ni heri a nadie. Llegamos a casa sanos y salvos.

Capitulo 10

Despues de desayunar yo queria hablar del muerto y suponer como lo habrian matado, pero Jim no queria. Dijo que traia mala suerte, y ademas, dijo, podia venir a perseguirnos, porque un hombre que no estaba enterrado tenia mas probabilidades de andar haciendo el fantasma que uno bien plantado y comodo. Aquello parecia bastante razonable, asi que no dije mas, pero no pude dejar de pensar en aquello ni de tener ganas de saber quien le habia pegado un tiro a aquel hombre y por que.

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